Baena

Baena se encuentra situada en plena Campiña Cordobesa, ofreciendo la estampa típica de un pueblo campiñés. La ocupación humana del actual término municipal debe remontarse al Paleolítico, pero será durante la Edad de los Metales cuando las tierras ocupadas por el actual término municipal se vieron ocupadas, de forma clara, por comunidades que basaron su modo de vida en la agricultura. Han sido hallados en el Parque Arqueológico de Torreparedones, restos de la fabricación de aceite y el posterior tratamiento del hueso de la aceituna que datan del s.I d.C.

Baena es ciudad del olivar y el aceite, y en esta localidad se encuentra la Denominación de Origen Baena, la más antigua denominación de toda España y con un amplio bagaje en la tradición olivarera.

Con la llegada de los influjos coloniales del Mediterráneo oriental (fenicios y griegos), hacia los siglos VIII-VII a.C; el poblamiento se incrementa de forma notable surgiendo grandes núcleos habitados que se rodean de fuertes murallas, como es el caso de uno de sus recursos turísticos más visitados en la actualidad el Parque Arqueológico de Torreparedones. Esta urbe gobernada por élites de rango aristocrático, alcanzó durante la época ibérica un alto grado de desarrollo plasmado en la construcción de notables edificios, consiguiendo su máximo esplendor bajo el dominio romano en el s.I. y dotando al Museo Arqueológico Municipal de piezas únicas a nivel mundial, siendo reconocido como el quinto museo en estatuaria romana del país. Baena es el testimonio vivo de su propia historia. El topónimo de Baena procede del árabe Bayyana que, a su vez, es la transcripción del nombre de una de las múltiples villas romanas que perviviría hasta la época visigoda y que en el siglo VIII los invasores árabes-beréberes escogieron como lugar de asentamiento, fortificándola. La restauración del Castillo que ya existía en el siglo IX ha posibilitado la visita a la fortaleza constituyendo uno de los recursos de gran importancia en Baena. Existen también importantes tramos de muralla y puertas de entrada al barrio emblemático de la Almedina, cuyas sinuosas calles aún desprenden el aroma de tiempos pasados.