Nueva Carteya es un pueblo de historia joven, precisamente este año celebra los 200 años de su nacimiento, pero posee patrimonio anterior que testimonia el asentamiento de culturas como la íbera, romana o visigoda. Pruebas de ello son la Plaza de Armas, el Higuerón, Visitillas o los numerosos recintos y restos arqueológicos que se reparten por todo su término.
Si por algo destaca Nueva Carteya es por sus vecinos, acogedores, alegres y abiertos a todos aquellos que quieran acercarse. Todo aquel que pisa sus calles, vuelve, porque también se siente en casa. Ciudadanos que no solo destacan por su alegría y generosidad sino por su lucha incansable y capacidad de ganarse la vida, haciendo cualquier cosa para sacar a sus familias adelante.
El campo, el principal motor de la economía carteyana, está presente en casi todos los hogares, de alguna u otra forma ya que la mayoría de los carteyanos se ganan la vida con ello, ya sea trabajando sus tierras, administrando fincas o aprovechando la materia prima que este genera, emprendiendo negocios. Campo que no solo se pisa en el término municipal. Los carteyanos destacan allá donde van por su capacidad para trabajar y adaptarse a cualquier entorno y temporada. Recogida de aceitunas y labores en el pueblo; vendimia en localidades cercanas o llegando a países como Francia; y emigrando a recoger cualquier otro fruto a otras provincias de España como son Lleida o La Rioja.
El patrimonio monumental actual de Nueva Carteya está fuertemente ligado a su historia y se complementa armoniosamente con su casco urbano.
La Iglesia de San Pedro Apóstol es un templo de estilo neoclásico popular. De planta en cruz latina, sus obras fueron encargadas a Diego Carro antes de 1.826. Estas se ampliaron en 1.960, configurando su estructura actual. Su planta en cruz latina presenta numerosas capillas laterales que acogen bellas imágenes. El altar mayor está rematado por un magnífico retablo procedente del santuario cordobés de Nuestra Señora de la Fuensanta. La fachada luce una portada muy sencilla de estilo neobarroco.
La Plaza Marqués de Estella se ubica a los pies de la iglesia municipal y resalta un bonito mercado del año 1927 de estilo mudéjar. Constituye el centro de interacción de la vida carteyana, siendo escenario de numerosas verbenas y festividades.
El Paseo Diego Carro fue construido en 1934 y se caracteriza por ser el punto de encuentro preferido por los carteyanos en las tardes estivales y en festivos. Animado por numerosas cafeterías y terrazas, se configura en un espacio abierto embellecido por inmensas palmeras y una fuente central que invita a la tranquilidad, mezclándose con el perfume de los naranjos de su calle adyacente, la Calle Nueva. Junto al paseo se emplazan algunas de las fachadas y casas más antiguas del municipio.
La Ermita de San Pedro se sitúa a 2 kms. En dirección a Doña Mencía y a lomos de un pequeño cerro. Su construcción se remonta al siglo XVII, aunque ya ha sufrido varias remodelaciones. Se trata de un edificio rural, sencillo y modesto realizado en piedra. Simboliza el origen de la historia de la villa, ya que constituyó un punto de encuentro de los habitantes que, antaño, vivían dispersos por los montes que rodean la actual villa.
Además, y fruto de unos Encuentros de escultura al aire libre, donde se dieron cita escultores nacionales e internacionales, se encuentran esparcidas por la villa numerosas esculturas en piedra o madera de olivo, auténticas obras de arte que han sido instaladas de manera permanente en diferentes lugares, integrándose con la arquitectura tradicional.
Cultura que también se representa en otras manifestaciones como la música. Son muchos los carteyanos aficionados, por ejemplo, al flamenco que se reúnen en torno a peñas y asociaciones culturales.