Ricote

Premio Mejor Pueblo Sostenible

La sostenibilidad no existe sin Responsabilidad Social.

En tierras donde nuestra vida es el agua desde el origen mismo de la presencia humana en nuestro planeta, el Valle de Ricote es reconocido como el Oasis en el centro de nuestra Región.

Nuestras huertas albergan el legado de una cultura hídrica ancestral y podemos describirla en nuestra propia genética, llevamos en nuestra carga genética el aprovechar el agua.

Ricote, aunque es un pueblo pequeño, ha intentado compaginar una protección de sus recursos hídricos con su patrimonio arquitectónico hidráulico (se han mantenido acequias, partidores, pequeños embalses) además de las nuevas tecnologías para aumentar al máximo esa productividad agrícola de forma sostenible (riego por goteo, entre otras iniciativas).

La modernización de los regadíos, es la obra social y económica más importante de Ricote la producción de limón ha incrementado y han descendido los costes de explotación. Para ello se superaron obstáculos económicos, técnicos, sociológicos, geográficos para la distribución del agua entre 2400 parcelas, más de 600 propietarios. Se usaron muchos kilómetros de tuberías por una estrecha huerta difícilmente mecanizable. Se colocaron 100 casetas de contadores automáticos. Y están funcionando los dos sistemas de riego, el moderno sobre este de 1300 años de historia, quedando como testimonio histórico del trabajo realizado por nuestros antepasados.

La incorporación de jóvenes al cultivo de la huerta como consecuencia de su mayor rentabilidad y facilidad para cultivar ha contribuido a crear esa microeconomía, la conservación del paisaje de Ricote y su valle y en buena medida ha ayudado a fijar la población y su sostenibilidad.

Esta cultura hídrica conlleva un mundo paralelo de oficios, usos, herramientas, técnicas de cultivo, de materias primas como el esparto que aún podemos ver en las casas de nuestros padres y abuelos.

Desde hace muchos años y desde las distintas corporaciones para poder conservar ese paisaje y este legado cultural se ha trabajado en cuidar nuestro entorno natural con actuaciones medioambientales de conservación, reciclaje y limpieza que siempre es necesario mejorar.

Se ha aumentado el aprovechamiento lumínico, se colocaron en edificios públicos placas solares, aparatos de medición y calidad del aire. Se sustituyeron luminarias por otras con LED así como contenedores de reciclaje y se creó zona de punto limpio, haciendo que haya aumentado la conciencia de protección.

Los nuevos retos que afrontamos, dentro de los humildes medios que tenemos en los pueblos pequeños, son perfeccionar la limpieza y el compromiso con nuestra empresa de residuos de mantener mejor este servicio, aumentar la eficiencia de otros edificios más antiguos y estudiar la renovación del alumbrado público que permita mejorar el sistema y aprovechar en los distintos horarios la luz solar y no fallar en los horarios de puesta en marcha.

Por otro lado, es fundamental mantener la concienciación y la educación ambiental. En nuestro municipio como muchos de la región, tanto desde el colegio como la guardería o la biblioteca se insta a los jóvenes a considerar fundamental la protección de nuestra naturaleza y recursos.

Se realizan talleres, actividades que propicien el deporte al aire libre para todas las edades, charlas, pequeño huerto en la guardería, cuentacuentos con personal especializado de Medio Natural o Ecoembes, los profesores, nuestro bibliotecario. Se ha realizado iniciativas como la participación en el proyecto europeo de protección de entornos naturales con el grupo scout Gilwell realizando casas nido para nuestro pueblo y el espacio alrededor de la casa forestal de la Solana.

Y como no podía ser de otra manera, el que nuestro pueblo sea uno de los destinos turísticos por excelencia obliga a que el compromiso de conservación de nuestro paisaje singular nos permita trabajar con asociaciones como la Carraila, añadiendo las intervenciones de Comunidad Autónoma y Europa. Nos permite crear rutas ecológicas accesibles como la Ruta del Jardín de Al Andalus, mantener otras senderistas ya existentes, algunas de ellas históricas para el municipio.

Los próximos proyectos que tenemos son poner en valor de nuevo la ruta urbana con un cariz familiar, de pequeños grupos. La preparación de la ruta accesible a la ermita de la Virgen de las Huertas y el Lavadero público en el paraje de Los Molinos u otras relacionando en nuestro campo diferentes espacios en pedanías como la zona de Charrara.

Dejamos para lo último un proyecto ilusionante que comenzó de forma humilde pero que demuestra el linaje de este pueblo. Los árboles son los testigos vivos de nuestra Historia, el conservar ese testimonio es fundamental para el futuro de nuestro pueblo conservando nuestros cultivos de olivos, limoneros, acebuches o almendros.

La Olivera Gorda es ejemplo de singularidad agrícola y testimonio vivo de Ricote. En base a un curso que se comenzó con el CIFEA de Molina en ella, permisos de Medio natural y los dueños de esta, se ha generado, por un lado, un grupo de voluntarios medioambientales que han trabajado en su conservación, el compromiso de los dueños al ver la importancia de este reto y la posible creación paralela de una ruta ecoturística que permita conocer esta cultura agrícola y arborística tan nuestra.

Al igual que nuestro árbol emblema, otros ejemplares centenarios, se han estudiado siendo reflejado todo en un Proyecto Especial para la Protección del Patrimonio arbóreo de Ricote donde conocer su historia, características especiales, su medio de conservación y la puesta en valor de nuestro medio rural de forma sostenible, sana y con una conciencia de futuro para el planeta.

Si no nos comprometemos socialmente, es imposible que podamos ser sostenibles.

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